Mundo disperso consiste en la colocación de 5000 bolones de vidrio translúcidos de 2 cm. de diámetro por medio de un pegamento invisible e instantáneo sobre distintos objetos del espacio urbano. En lugares inesperados y extrañamente dispuestos se instalaron con el propósito de generar en los transeúntes una sensación disruptiva ya que advierten a su paso por la ciudad, algunas situaciones lúdicas, inesperadas o físicamente improbables. La intervención pretende suspender el común desarrollo de nuestra
mirada generando una “imagen sorpresiva” en el paisaje
cotidiano con el objetivo de despertar el interés y la imaginación de los
ciudadanos que la atraviesan.
Este proyecto obtuvo el Primer Premio Federal de Intervención Urbana en el año 2016 en la Ciudad de Córdoba.